Sin duda, la razón principal de mi visita a la Ciudad de Xi’an era ver en persona al Ejército de Guerreros de Terracota. Desde hace más de veinte años he sentido un particular interés por esta maravilla de la invención china. Mi primera noción de su existencia llegó cuando cursaba el último año de escuela superior mientras buscaba información sobre el imperio chino. La enciclopedia (para quienes recuerdan lo que es una enciclopedia) nombraba a Qin Shi Huang, a quien se consideraba el primer emperador y pertenecía a la Dinastía Qin (de donde deriva el nombre de “China”). Junto a la información se encontraba una foto de un grupo de guerreros de terracota, así como un pequeño resumen de su historia. Ya luego, durante un curso de apreciación de arte que tomaba como oyente en la universidad, discutimos con más detalle el hallazgo de los guerreros y su importancia histórica y cultural. Los guerreros de terracota fueron hechos a escala real y estudios revelan que sus rostros son individuales y únicos. Las figuras representan desde jóvenes soldados hasta experimentados hombres maduros. El descubrimiento se hizo para el 1974 por un campesino durante unas excavaciones para un pozo.
Siempre me maravilló la idea detrás de todo el andamiaje que tuvieron que emplear los chinos para construir un ejército que acompañaría al emperador Qin Shi Huang en el más allá. Tanto así que cuando compré mi apartamento en el 2011, conseguí traer desde China una réplica de un guerrero de terracota (arquero) para ser el centro de la decoración del mismo (ver foto al inicio de este blog). La visita al Mausoleo de Qin Shi Huang (como se conoce el lugar donde se encuentran en Xi’an) superó todas mis expectativas y no niego haber sentido un nudo en la garganta cuando me paré en frente de semejante maravilla. La escala es monumental y creo que es una de esas cosas que no es fácil describir en palabras.
Los guerreros de terracota fueron hechos a escala real y estudios revelan que sus rostros son individuales y únicos.
Los hechos hablan por sí solos. Cuando se llega al Mausoleo de Qin Shi Huang, los recibe una estatua del emperador de gran tamaño, así como un mercado de mementos y recuerdos de la visita. Luego de caminar una distancia para nada insignificante, se llega a la entrada del recinto, dividido en varios edificios tipo hangares y museos. El ejército se encuentra en tres fosos construidos a poca distancia del lugar donde se enterró al emperador. Se estima que hay cerca de 8,000 guerreros de terracota en el primer foso; muchos de los cuales permanecen sin excavarse aún. En el segundo foso se encuentran cerca de 70 figuras de generales de distintos rangos así como varios caballos. En el tercer foso se encontraron algunos 1,000 soldados de varias divisiones, aunque los trabajos de excavación tampoco han sido completados por lo complejo del proyecto. El recorrido del recinto puede tomar varias horas, pero ciertamente vale la pena cada segundo invertido. Les incluyo varias fotos de mi visita y los invito a compartir sus comentarios y darle “Like” en Facebook si disfrutó del blog.
What a spectacular view
The view is totally worth it! I liked how your people appreciated the cultural value of those treasures.